¿Fiebre?... del sábado noche.

Llegó a una hora imprudente, hora en la que sabía que tendría que esperar para entrar. Y ni más ni menos... eso hizo durante una hora para poder entrar a su antro favorito. Estaba animada, llevaba un tiempo sin salir por alla y tenía ganas, aunque llegó medio reventada de un viaje. Cuando se acercó a la puerta se impacientó; era injusto que entrara gente nada más llegar y el resto tuvieran que esperar, no lo veía nada moral. Por fin la tocó entrar. Como siempre, fué directa a la barra, ojeando de paso el ambiente que se movía esa noche por allí; seguida de un par de amigas que la acompañaban. Despues de pedir sus consumiciones, se lanzaron al medio de la pista a bailar como locas; en sus caras brillaba diversión y bienestar, sin duda iba a ser una gran noche. Lo pasaban bien mientras los minutos iban corriendo sin parar, hasta que llegó la hora en la cual sus ojos se clavaron en los de ella. Alrededor de las 3:45 de la madrugada... pudo ver la sonrisa mas bella de toda la discoteca. Se quedaron mirando fíjamente por un tiempo, y finalmente se acercaron y empezaron a conversar. Las miradas eran intensas, casi hablaban con los ojos mas que con la boca. Despues de un rato de risas y presentaciones, decidieron unir sus labios en uno de los besos mas dulces que ella había probado; era como una adicción contínua, no podía dejar de besarle. Estuvieron juntos hasta el cierre del antro, agarrados de la mano como una pareja de 15 años enamoradísima, y la adicción aparecía en cuestión de segundos. Ella le dió su numero de teléfono mientras él decía que la llamaría para volver a verse... Y sin ir más lejos, el día siguiente presenciaban un bello parque compartiendo mas y mas palabras, hasta que un tren hizo aparición para separar, momentaneamente, sus miradas y sus labios; hasta que volvieran a juntarse, sólo ellos saben cuando.....



Bruja.