jueves, 22 de enero de 2009

Muriendo sin Morir


Vacía su alma, vacío su corazón; sumida en un profundo delirio se agarra a recuerdos que piensa que la podrán sacar. Añora todo el tiempo lo que nunca ha tenido enfrente, sus lágrimas flotan en el aire esperando que lleguen a su destino deseado. Su cuerpo cansado, débil, como un jirón a punto de ser arrancado, no soporta el poder del sentimentalismo que la atrapa; chilla y la castiga constantemente haciendola perder el conocimiento por fracciones de segundos. El delirio es su mejor amigo; lo toma de la mano y pasean juntos por la pradera de la desolación. Parece feliz, no lo es. Su alma atrapada en esas cuatro paredes se manifiesta agonizando, visita a la muerte; la llama, la invoca. Se inclina ante ella, como si fuera un Dios... la Muerte la invita a acercarse. Se aferra a su guadaña afilada, besando la hoja con ternura, como con adicción. Pálpitos casi orgásmicos cuando coloca su arma al cuello de su casi victima, negando con la cabeza. Llanto. El alma le ruega, le suplica; la Muerte se niega.
Navega por un túnel grisáceo con un paisaje otoñal, tambien grisáceo, apagado... como ella. Espera la noche, para hablar con la luna; las nubes son espesas... hoy la luna no se tercia, no se digna a aparecer. Saborea lo que intuye como traición. Un río púrpura la arrastra por sus pensamientos hasta que duerme profundamente exhausta.

Se despertó confusa, la tela de su camisón rasgado. Tenía ojeras y un terrible dolor de cabeza y la sensación de todos los días... estaba sola.



Regresé. Ya, yo también pensaba que no, pero sí. Pronto actualizaré con mas frecuencia, solo que mi mente anda viajera y ya no sé cual es la próxima parada. Pero pronto vuelvo a dar señales por aca. Mientras, os dejo un saludo a todos los lectores y comentaristas de este blog ;) Y un fuerte beso de agradecimiento.

Bruja.